Los paladines de la Reforma (Parte #1)

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Juan Wyclif

San Pablo proclama la inspiración y la utilidad de esta fuente inagotable. En 2 Timoteo 3:16 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.

Pablo Clase hijo 

La Reforma fue la mayor revolución religiosa de la historia del cristianismo. Sus consecuencias fueron tales que transformaron radicalmente la faz religiosa, política y cultural de Europa. Fue iniciada el 31 de octubre de 1517 por Martin Lutero en Alemania, seguida por Juan Calvino y Ulrich Zwinglio en Suiza y por otros simples miembros de la Iglesia católica en el resto de Europa.

La esencia del movimiento fue la supremacía de la Biblia sobre cualquier otra fuente de autoridad cristiana. Martín Lutero rechazó toda doctrina o práctica religiosa que no tuviera una base en las Escrituras. Por eso una gran parte de Europa se negó a obedecer al Papa, dando origen a las iglesias protestantes o evangélicas.

Como hemos dicho, la Biblia es, en materia de fe, la autoridad soberana para los protestantes, esto es, todo lo que es solo tradición humana es rechazado. Este principio conduce a la afirmación de que la salvación es por la fe, que es un don de Dios; por tanto, las buenas obras no son la causa de la salvación, sino su consecuencia. Asimismo los reformados, basados en las Escrituras, dan testimonio de la presencia del Espíritu Santo en sus corazones, por lo cual el creyente comprende el mensaje divino que se expresa en los libros santos. En fin, la Reforma protestante busca esencialmente la fidelidad al evangelio de Cristo.

Hacía ya tiempo que algunas voces se levantaban, esporádicamente, en el seno de la Iglesia para proclamar la necesidad de una reforma. En el siglo XIV líderes cristianos habían empezado a poner en duda la autoridad de la jerarquía católica y sus prácticas corruptas. Los movimientos de Juan Wyclif, Juan Hus; los escritos de Erasmo de Rotterdam, entre otros, encarnaron estas tendencias. Los dos primeros fueron considerados herejes, pero sus puntos de vista se mantuvieron vivos en una gran parte de los cristianos.

Juan Wyclif, el antecesor del luteranismo

Sacerdote y teólogo inglés, Juan Wyclif fue un precursor de la Reforma en el siglo XIV. Predicó doctrinas parecidas a las que luego proclamó Lutero. Promovió las traducciones de la Biblia y sus enseñanzas fueron condenadas por Roma.

Por su intransigente posición religiosa, Wyclif ha sido considerado “la estrella matutina de la Reforma” o el antecesor del luteranismo. En la Universidad de Oxford, donde era profesor, reaccionó, como algunos de sus contemporáneos, ante el escándalo de la época: los inicios del cisma de Occidente, en1378 (había dos papas, uno en Roma y otro en Aviñón, Francia).

Su revelación más asombrosa

Su espíritu inquieto entra en ebullición a la vista de la polémica del momento. Pronto empieza a formular su más asombrosa revelación, una declaración jamás oída por el mundo conocido hasta entonces: que las Escrituras en la Biblia- eran el único fundamento de toda doctrina. Subrayaba la convicción de que solo la Biblia contiene la verdad para el estilo de vida y los principios cristianos. Además, debía leerse literalmente y en el idioma nativo del lector.

Precisamente San Pablo proclama la inspiración y la utilidad de esta fuente inagotable. En 2 Timoteo 3:16 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.

Expulsado y condenado

A los cincuenta y un años, Wyclif emprendió la hazaña por la que aún se le recuerda en la actualidad: la traducción de la Biblia del latín al inglés común. Así puso la Biblia al alcance del pueblo llano, a fin de que las personas pudieran conocer a Dios de un modo más íntimo.

Sustentaba ciertos puntos de vista novedosos y, a la vez, controversiales, tales como que la iglesia del Nuevo Testamento era un modelo para todas las épocas, y que el Estado debería juzgar y castigar a los papas inmorales y otros miembros de la clerecía.

No recibido bien por la universidad, la iglesia ni el Estado, Wyclif fue expulsado de Oxford. Por decreto papal, sus obras fueron prohibidas. Los pontífices intentaron apresarlo por diversas vías; incluso pidieron su deportación, pero sin éxito. Más tarde murió en la oscuridad en 1384. Tras su muerte, el Concilio de Constanza le condenó por hereje. Entonces su cuerpo fue desenterrado y quemado en la hoguera.