Historia del Templo Bíblico Providence
Su Origen
Por Elvis M. Sena

Primeros Comienzos
El instrumento que Dios uso

Segun mi recoleccion de los eventos, El 17 de Agosto del año 1996, un grupo de hermanos de la Capilla Evangélica Templo Bíblico 166 Street, de la ciudad de Nueva York visitaron la ciudad de Providence a petición de dos hermanas, quienes al parecer viajaban constantemente a la ciudad de Nueva York y manifestaron su deseo insistente de que se celebrara en Providence La Cena del Señor y se estableciera allí una iglesia local de las asambleas de los hermanos. Aunque la visita de estos hermanos no fue con el propósito de establecer una iglesia local, sino más bien para celebrar la Cena del Señor y tener así comunión los unos con los otros, Dios prospero estos primeros comienzos y de una manera providencial uso esta visita para iniciar la obra que hoy ven nuestros ojos.

Es sorprendente como Dios obra. Cuando pienso en el desarrollo de estos eventos, los detalles de aquella reunión, los hermanos allí congregados, y otros hermanos que luego han venido a formar parte de esta iglesia local a través del tiempo, veo que Dios tenia todo un propósito, y que era su deseo reunirnos aquí en Providence para que su nombre fuese glorificado.

Debo además añadir, que los hermanos de Providence estamos en deuda con aquellos hermanos que aquel día nos visitaron. Aunque quisiéramos incluir sus nombres de una manera detallada en este relato, no lo haremos por temor a excluir alguno de ellos. Solo nos limitaremos a decirles que agradecemos profundamente desde nuestros corazones aquella visita, visitas posteriores, sus oraciones, recursos humanos y recursos monetarios que recibimos de ustedes con el propósito de engrandecer la obra del Señor. El Señor le pague a cada uno conforme a sus riquezas en gloria.

El Lugar de Reunión
El hogar de la familia Cabrera

Los hermanos de Nueva York llegaron hasta la 99 de la America Street, en Providence, RI, hogar de la familia Cabrera. No puedo precisar si el lugar de reunión había sido establecido con anterioridad o era el único lugar disponible en el momento. En mi estimación, habían reunidos cerca de unos 60 hermanos. Todos los allí presente estaban sorprendidos, ya que no había un programa, no había un plan, solo una reunión sencilla guiada por el Espíritu Santo de Dios que había congregado a varios hermanos desde Nueva York y otros que residíamos en Rhode Island. Lo cierto es que aquel día fue plantada una semilla que mas adelante traería sus frutos.

Aquel día no sabíamos lo que el Señor tenia planeado y mucho menos el propósito por el cual estábamos congregados, ya que muchos de los hermanos que estábamos viviendo en Rhode Island no nos conocíamos con anterioridad. Procedimos entonces a celebrar la Cena del Señor como es ya costumbre en nuestras asambleas. Algunos hermanos hicieron uso de la Palabra de Dios y fue recogida una ofrenda con el propósito de dejarla en Providence, ya que según los hermanos de Nueva York, habia aquí un buen grupo si queriamos volver a reunirnos. También nos dejaron los utensilios que actualmente usamos para celebra La Cena del Señor.

Reuniones Posteriores
El deseo de reunirnos nuevamente

No puedo recordar con precisión quien expreso el deseo de que nos reuniéramos nuevamente para participar del partimiento del pan y de la copa del Señor, pero si puedo recordar que había hermanos que anhelaban volver a reunirse. Fue entonces decidido que los hermanos que participamos de aquella reunión nos reuniéramos en las casas para celebrar La Cena del Señor y tener comunión los unos con los otros. Inicialmente varias casas eran usadas con tal propósito. La familia Cabrera ofreció su casa incondicionalmente y la mayoría de los servicios fueron celebrados en ese hogar hasta nuestro traslado al templo en el cual actualmente nos reunimos.

Aunque todo empezó un 17 de Agosto del 1996, nos tomo cerca de tres años el poder mudarnos a un templo, debido a muchas indecisiones y contratiempos de nuestra parte. Creo que lo hicimos en el tiempo del Señor y no en el nuestro.

En principio, casi todos los hermanos que inicialmente formábamos parte del grupo estábamos congregándonos en otras iglesias y estábamos activamente involucrados en la obra. Luego de considerar el asunto en oración por un tiempo, fuimos tomando la decisión de congregarnos solamente en esta iglesia.

Siendo un grupo pequeño se nos dio el nombre de “La Iglesia Que Esta En Tu Casa” debido a que nuestras reuniones fueron celebradas en hogares de los hermanos y finalmente en la casa de la familia Cabrera antes de que el Señor nos permitiera trasladarnos al 170 de la Reservoir Avenue en la ciudad de Providence, RI local  que actualmente compartimos con nuestros apreciados hermanos Nazarenos, a quienes Dios uso para rentarnos un espacio hasta el día de hoy. Estos hermanos, nos recibieron con los brazos abiertos y gozamos de una estrecha relación con ellos. Cuando llegamos a solicitar un espacio a este local, el Pastor de turno me refirió de la experiencia que el mismo tuvo en Portugal, cuando la iglesia de los hermanos abrió también la puerta de su templo a ellos en ese país. El sentía tanta alegría de que también Dios le estaba concediendo la oportunidad de hacer los mismo con nosotros. En esto también, pudimos ver la mano de Dios obrando grandemente.

Momentos Memorables
Eventos que merecen ser recordados

Durante la existencia de esta iglesia, Dios nos ha permitido presenciar varios momentos memorables que merecen ser recordados y no olvidados. Ellos son una demostración del cuidado de Dios hacia su pueblo. Estos son:

La visita de los hermanos de Nueva York a la ciudad de Providence el 17 de Agosto del 1996 y otras visitas posteriores de otros hermanos con el propósito de ayudarnos.

Las 40 sillas donadas a esta iglesia local por algunos hermanos de la ciudad de Nueva York.

La disposición incondicional de la familia Cabrera, quienes abrieron su hogar para que la Palabra de Dios fuera predicada. Estos hermanos en mi opinión particular dieron más que todos nosotros, pues hasta cedieron su privacidad familiar por amor a Cristo.

La visita de los hermanos Antonio & María De la Cruz, quienes sin saberlo vinieron a vivir de regreso a los Estados Unidos para contribuir grandemente a la obra del Señor. El hermano Antonio nunca se hizo ciudadano de este país hasta cuando regreso, y fue realmente un tiempo que Dios uso grandemente para traernos su Palabra a través de el. Del mismo modo doña María nos ayudo con el canto.

El tiempo que pasamos con Mimi (hoy en la presencia del Señor) a quien Dios uso de una manera especial con su canto para traer el mensaje a los amigos y el deleite de todos nosotros.

La visita de nuestros hermanos James Cochran y su amada esposa, quienes al saber de nosotros pasaron para traernos la Palabra de Dios.

Nuestro traslado final de casa de los Cabrera al templo que hoy ocupamos, cuando habíamos ya destruido cerca de dos juegos de muebles, Dios tuvo misericordia de ellos y de nosotros y nos concedió un lugar de reunión.

La participación del hermano Luis Piñeiro (Lawrence, MA) quien amando la obra del Señor nos ayudo mucho trayendo la Palabra de Dios entre nosotros. Nunca escatimo la distancia como un obstáculo para servir al Señor.

La integración del hermano Ernesto Mirabal entre nosotros, la cual ha servido de mucha ayuda entre nosotros.

La integración de los esposos Willian & Katherine Sena entre nosotros, quienes han servido de gran ayuda entre nosotros.

La integración del hermano Jubal, quien Dios ha usado grandemente en el área del sonido en esta iglesia.

La visita de nuestro hermano Manuel C Zabala (ahora anciano de esta asamblea) quien sin saberlo Dios le trajo inicialmente como un explorador durante una corta visita a los Estados Unidos, para luego venir a vivir entre nosotros con su familia y ser parte integral del liderazgo de esta asamblea.

La integración de varios hermanos, cuyos nombres no he citado por mi corta memoria y otros que están con nosotros, quienes han sentido el llamado de Dios para servirle en esta iglesia local. Sin la ayuda de estos hermanos, muchas cosas se nos hubieran dificultado, pues la mies es mucha y los obreros pocos. Solo espero que aquellos hermanos que no he mencionado, encuentren su reconocimiento en este párrafo y que aquel día el Señor le pague grandemente por su trabajo y labor.