Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. (2 Crónicas 7:14)

«A Dios le agradó constituir la oración como condición para derramar su misericordia. Él se deleita en bendecir a los que se lo piden en oración. Cuando deseamos orar, y un espíritu de gracia y oración viene sobre nosotros, es porque Dios desea mostrarnos más de su misericordia» Jonathan Edwards